¡Ya tienes 11 semanas! Parecen tantas, y al mismo tiempo aun siento que estas tan lejos… Aquí estamos nosotros, tus padres, tratando de imaginarnos como debes estar flotando en ese lugar calido y oscurito… sintiendo como los latidos de tu mama te arrullan con su ritmo…
La delgada barrera que nos separa de ti parece tan inmensa… No sabes cuantas veces he posado mis oídos sobre el vientre de tu madre para ver si te escucho, y aunque se que aun es muy temprano, igual cierro mis ojos y me imagino que puedo escuchar tus latidos…
Las cosas cambian sin uno darse cuenta… Hoy salimos a ver tiendas, pero en lugar de meterme en CompUSA, o en Best Buy a ver aparatitos electrónicos para mi, entramos en tiendas de bebes a ver coches, cunas, sillitas, en fin, cosas que disfrutarás pronto… Personalmente descubrí que no importa lo que uno ve y trata de aprender de amigos y familiares con hijos, uno sigue siendo un completo lego en lo que se refiere al mundo de los bebes… No importa que los dos seamos ya mayores de treinta años, con experiencia en muchas cosas… la cara de perdidos, el aspecto de novatos, era tan obvio como si alguien nos hubiese guindado un letrero en el pecho diciendo “¡Cuidado! Primerizos en el Área”.
Hoy nació un nuevo chiste: “¿Cuantos profesionales postgraduados se necesitan para bajar la baranda de una cuna?”… Cuando por fin lo descubrimos, nos quedamos como dos tontos con la boca abierta exclamando: “aaaaaaaaah”, y como dos niños que descubren un nuevo juego, comenzamos a subir y a bajar la baranda varias veces (“aaaaaaaaah”). Con mi tecno-orgullo herido, procedí a recorrer toda la tienda subiendo y bajando las barandas de todas las cunas en exhibición (“aaaaaaaaah”), como una manera de reafirmar mi autoestima, mientras la risa de tu mama me seguía a todas partes.
¿Cual es la moraleja de la historia de hoy? Hay varias…
Todos los días se aprende algo nuevo, o…
Los bebes y sus accesorios son un mundo esotérico vedados para los no iniciados, o…
Uno nunca esta preparado para ser padres…
Y es en esta última línea, en la que tus abuelos ya estarán pensando… “Y los que les falta...”
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